Lo primero que hay que tener en cuenta para utilizar unas botas es que sean cómodas y que se adapten lo máximo posible a nuestro estilo de juego. Dicho esto, es mejor comprar unas botas que no son estéticamente bonitas pero sí que son para nuestro tipo de juego y cómodas, que no unas botas espectaculares pero que no nos van a aportar lo necesario, e incluso van a favorecer la aparición de sobrecargas musculares y/o lesiones.
Detrás de todo calzado deportivo hay una tecnología de estudios biomecánicos que se emplean para diseñar los calzados. Sólo debemos escoger el más adecuado a nuestras necesidades, haciendo especial hincapié al tipo de superficie donde jugamos.
Como posible solución a toda esta compleja situación, los últimos estudios apuntan a una posible colocación de tacos flexibles, que se adapten de manera ideal al mayor número de situaciones posible, aunque esta línea de trabajo está todavía en fase de desarrollo por las marcas comerciales habiendo obtenido hasta el momento resultados bastante interesantes.
Todas las botas están diseñadas para jugar en condiciones de humedad, aun así, existen diferencias considerables entre las botas de piel y las sintéticas. Las mejores son las de piel de canguro pues además de su buena adaptación al pie, son las más resistentes, aunque por otro lado son las más caras.
Debemos de tener en cuenta asimismo las superficies
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